Y de repente, sin que ella se diera cuenta, se le cayó una lágrima, y
detrás de esa, llegaron muchas más. No tenía muy claro por qué lloraba,
lo que sí sabía es que detrás de cada lágrima se escondía cada error,
cada abrazo, cada sonrisa y cada noche a su lado. Ahora, se para a
pensar y se da cuenta de que en realidad
él nunca le perteneció, ella
dio todo por él, mientras él le daba todo a otras. Se prometieron el
cielo y ella acabó presa en el infierno,
presa del odio y la locura.
Pese a que le amaba, el dolor le consumía, no pudo soportarlo más, no
supo controlarse y dejó que el viento se la llevara.
Mientras, él,
seguía en su sábado noche, sin saber que pasaba, si mostrar interés,
disfrutando del pecado con otras, hasta que llegó la mañana siguiente y
vio lo que había pasado.
Y entonces, se dio cuenta de todo, de que ella
le quería, y de que él a ella también, pero fue demasiado tarde, supo
que ya no podía hacer nada, pues ella se había ido y ya no iba a volver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario